lunes, 6 de junio de 2016

ECONOMIA EN EL PORFIRIATO




ECONOMIA EN EL PORFIRIATO.

El porfiriato coincide en un momento particular del desarrollo capitalista, que ha sido llamado imperialismo. Este se caracterizó por un nuevo tipo de capitalismo en el que los grandes países capitalistas ya no se preocuparon por controlar de manera directa el mundo sino que lo hicieron mediante la apropiación de sus recursos y fuerzas productivas como la tierra, los minerales, los metales preciosos, la fuerza de trabajo, entre otros.
Los países latinoamericanos, México entre ellos, cubrieron las nuevas demandas de los dueños del capital, quienes se sirvieron de los estados nacionales para invadir la agricultura y apropiarse de los principales recursos naturales. Para extraer las materias primas e introducir los equipos y mercancías, el capital financiero estimulo la construcción de puertos y ferrocarriles y, para que funcionara todo esto, los servicios públicos.

INVERSIONES EXTRANJERAS, EXPORTACION Y DESEQUILIBRIOS REGIONALES.
 
Para conseguir el crecimiento económico de México se promovieron políticas liberalizadoras de la economía nacional y se abrieron las puertas del país al capital extranjero. Los capitales, poco a poco, empezaron a arribar al país, procedente de las principales potencias económicas:
·        Inglaterra. (concesiones mineras y la administración de istmo de Tehuantepec)
·        España (industria de hilados y tejidos)
·        Estados Unidos (concesiones para construir ferrocarriles)
Gracias al capital extranjero, el país experimentó un extraordinario crecimiento económico, pero esto, a su vez, generó nuevos problemas. El crecimiento solo favoreció a unas regiones de México, provocando grandes contrastes: unas regiones con grandes progresos económicos (como las zonas metropolitanas de Guadalajara, monterrey, y la propia ciudad de México), enfrentadas a otras con grandes atrasos (los estados del sur del país, como Guerrero, Oaxaca y Chiapas) La riqueza generada en estos años, por otro lado no impacto de manera significativa en los amplios sectores de la población y se concentró en unas cuantas manos. Esto dio lugar a grandes tensiones y malestares, que a la larga de expresaron en el movimiento revolucionario de 1910.
En lo económico, las tensiones de este régimen son notorias: extraordinario crecimiento económico en aquellos sectores vinculados con el mercado internacional, un claro estancamiento y abandono de aquellos destinados al consumo interno, y particularmente en lo relacionado con la producción de cultivos tradicionales como el maíz y el frijol.
Las puertas del país fueron abiertas al capital extranjero y su arribo masivo hizo posible la espectacular transformación económica registrada. Si en 1880 el total de las inversiones extranjeras en México ascendían a 110 millones de pesos, para 1910 dicho monto ascendía a 3400 millones. Fue tal la importancia del capital extranjero, que la surte de las regiones, de sus elites y poblaciones, quedo marcada por la forma en que se insertaron al mercado nacional e internacional.
El capital extranjero dominaba, casi de manera absoluta, la minería, la explotación petrolera, la banca y los ferrocarriles. Cálculos aproximados, estiman que para 1910 del total de las inversiones extranjeras, 38% eran estadounidenses, 29% inglesas y 27% francesas, mientras que el resto se distribuía entre otros de menores importancia. Pero mientras que los productos destinados a satisfacer el mercado mundial se elevaron de manera acelerada, los productos de consumo básico entre la población nacional, particularmente campesina, registro estancamientos e incluso retroceso. Las contradicciones económicas se presentaron en prácticamente todos los rubros.


El crecimiento económico fue en promedio de 2.7% anual, llegando a 3.3% en 1900-1910. Básicamente los sectores orientados a la exportación fueron los que experimentaron un crecimiento sumamente dinámico, en su totalidad las exportaciones aumentaron durante el periodo en 600%. El crecimiento económico no fue resultado del proceso de maduración de las fuerzas productivas nacionales, sino de factores externos.

MODERNIZACIÓN NACIONAL.

Los diversos periodos presidenciales encabezados por Porfirio Díaz  se caracterizaron por haber “modernizado” al país. Esto significa que los avances más importantes de la época arribaron a nuestro país y lo transformaron de manera sensible. La modernización porfirista se vio claramente reflejada en dos ámbitos de la vida nacional: el económico y el administrativo.
La modernización económica fue posible gracias a la expansión del ferrocarril y al tendido de las redes telegráficas y telefónicas. El ferrocarril era considerado como “la palanca del progreso” y durante el porfiriato México cubrió su territorio con vías de acero de norte a sur y de este a oeste. Las exportaciones hacia estados unidos se vieron notablemente favorecidas por el ferrocarril esto provoco una estrecha dependencia económica hacia Estados Unidos, circunstancia que hizo que Porfirio Díaz exclamara: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.  

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